NO AL LOCK OUT AGRARIO, ANTIPOPULAR Y ANTISOLIDARIO
Los empresarios rurales organizan protestas y cortan rutas. Los demás se perjudican y mucho, en particular el importante sector que vive del turismo. Las broncas y la desconfianza en vísperas de una nueva asamblea rural.
“Ellos cortan la ruta pero no pierden nada: sus peones siguen trabajando. A nosotros no nos entró un peso durante cuatro meses y aun, después del corte, la actividad no volvió al nivel de temporadas anteriores. Pero no les calienta nada, se sienten dueños de la ciudad.” La reflexión pertenece a una mujer que administra un complejo de cabañas en Gualeguaychú y que, por temor a represalias, prefiere no dar su nombre.
Empresarios y trabajadores que viven del turismo tiemblan cuando escuchan hablar de nuevos cortes. Y no son los únicos. La actividad comercial en los pagos de Alfredo De Angeli disminuye cada vez que los productores rurales bloquean la ruta 14. Hasta en las tiendas de artesanías del kilómetro 53, epicentro de las asambleas campestres, rezongan porque les arruinan el negocio y no consumen ni yerba.
A seis días del comienzo de un fin de semana largo y a dos de la asamblea que mañana decidirá si vuelven o no a cortar caminos, la sociedad de Gualeguaychú mostraba ayer al menos dos caras: unidad en el reclamo por la contaminación de la empresa finlandesa Botnia (ayer una caravana náutica recordó que se cumplieron cinco años del primer cruce del río Uruguay para reclamar contra las pasteras) y fisuras cada vez más ostensibles respecto de los reclamos de los empresarios rurales.
PáginaI12 sondeó opiniones a lo largo del Camino de la Costa, que bordea el río Gualeguaychú, y en los alrededores de las termas, ambos repletas de cabañas. La mayor parte de los consultados admite que el campo es el negocio principal de la región pero no ve con simpatía a De Angeli, a quien no llaman Alfredito ni “el melli” como los paisanos. Varios culpan al gobierno nacional por no desalojar las rutas y absolutamente todos coinciden en un punto: el miedo. Ninguno quiso que se publicara su nombre o el de su empresa.
“Durante casi cuatro meses no entró un peso. Las vacaciones de invierno no existieron. Pero si acá hacés una crítica o te tirás en contra del corte, te matan. Son tipos agresivos, no conciben la idea del diálogo. Si te quejás, perdés”, explica el dueño de un complejo con bonita vista al río.
“Cuando hicieron los primeros cortes pidieron tiempo e insinuaron que iban a ofrecer algún tipo de solución, pero nunca la dieron”, cuenta el administrador de un complejo de bungalows. “Mucha gente hace reservas pero después no se larga por miedo a los cortes. De hecho para el fin de semana largo tenemos apenas un cincuenta por ciento de reservas cuando lo normal es que un mes antes no haya lugar”, grafica.
El martes, invitados por la Secretaría de Turismo del municipio, los empresarios del rubro le plantearán el tema al intendente, Juan José Bahillo. Pero descuentan que los citó para hablar de otras cuestiones y no tienen mayores esperanzas. “El intendente es dialoguista, no va a los cortes, es peronista y ganó con la boleta de Cristina, pero no puede hacer nada, ya lo apretaron. Cuando la Gendarmería detuvo a De Angeli, cuando lo subieron a un camión con guantes de seda (el intendente) hizo declaraciones y le apedrearon la casa de los padres, que son personas mayores”, explican. PáginaI12 llamó al despacho, a la casa, al vocero y al celular de Bahillo, que jugó a la escondida y ganó.
Quien sí aceptó analizar el panorama local y dar su nombre fue Daniel Irigoyen, ex seminarista palotino, preso político entre 1974 y 1978 e intendente hasta diciembre. “Acá hay tres focos de conflicto: Botnia, el campo y un par de carpas de la Corriente Clasista y Combativa frente al municipio, en reclamo de viviendas –comenta y ceba mate–. Detrás del grueso de la gente están los mismos sectores, que se unen para sacar ventaja y sólo tienen en común la oposición al Gobierno: la CCC, la Federación Agraria y muertos políticos que utilizan los conflictos para intentar resucitar, como la UCR, el PJ disidente o Nuevo Espacio. El problema es que politizaron tanto, abusaron tanto de cada oportunidad de hacer foco de oposición en el Gobierno, que mucha gente enancada en un reclamo justo se terminó retrayendo y tomó distancia de la asamblea de Botnia.”
A diferencia de Irigoyen, que admite su identificación con la gestión K, algunos empresarios del turismo también critican al gobierno nacional. “Después de la derogación de la Resolución 125 no hicieron nada, eso hay que decirlo. Acá los productores chicos tienen muchos problemas y los tambos no sobreviven. Si tienen huevos para ningunear a los dueños del campo también deberían tenerlos para correrlos de la ruta. Los votamos pero no soportamos esa inacción”, plantean. Pero el rol protagónico lo sigue ocupando De Angeli. “La Sociedad Rural intentó convertirlo en icono de la lucha, pero acá lo conocemos. Durante doce años y hasta hace pocos meses los mellizos estuvieron a cargo de una cooperativa de agua potable. Se presentaron a reelección pero como no habían hecho nada y estaban acusados de malversación, perdieron”, relata la mujer citada al comienzo.
Aun quienes veían a De Angeli con simpatía por su actuación en la asamblea anti Botnia no ponen las manos en el fuego cuando se los consulta sobre un eventual futuro en ligas mayores del dirigente de la Federación Agraria. “Hay que ver qué hacen cuando están arriba. Ya nos pasó con la piba que fue un símbolo de la lucha contra las pasteras, Evangelina Carrozo, que parecía muy comprometida y terminó trabajando en televisión. Hay gente que abajo parece dar pelea, pero cuando suben no se sabe”, desconfía.
La temporada fuerte del turismo arranca en noviembre. Entre enero y la primera semana de marzo, todos los fines de semana, Gualeguaychú recibe miles de turistas para celebrar el Carnaval. Pero la prueba de fuego es el próximo fin de semana largo y la decisión que puede volver a amargar a los entrerrianos que sólo hablan en off se tomará mañana, en la ruta.
De la boca para afuera De Angeli pide moderación e insinúa que las bases lo desbordan. La asamblea del viernes, en cambio, mostró que a ningún gaucho se le cae una idea por fuera del libreto de Alfredito y que hasta los supuestos autoconvocados le piden permiso antes de dejar avanzar los camiones.
Las retenciones móviles que supuestamente ponían en jaque la rentabilidad del campo ya no están, pero las entidades rurales decidieron ayer convocar a un nuevo lockout que se extenderá desde la primera hora del viernes a la medianoche del miércoles. No venderán granos ni carne. También están previstos actos en distintos pueblos del interior y una movilización al Congreso para el miércoles, donde un día antes armarán una carpa con organizaciones sociales y partidos de izquierda. Afirman que no cortarán rutas, pero en marzo habían dicho lo mismo y los bloqueos terminaron siendo la característica distintiva de la protesta. Lo que reclaman ahora es una nueva baja de las retenciones, que se autoricen aumentos en los precios del ganado, la leche y el trigo, ayuda estatal para enfrentar la sequía y la flexibilización de las regulaciones que aplica la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca). “En un momento donde la crisis financiera internacional está generando condiciones que no sabemos dónde van a terminar, esta medida de protesta ayuda muy poco al país”, aseguró el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, al conocer la decisión.
La Mesa de Enlace informó que la medida se consensuó luego de no haber recibido respuesta a ninguno de los planteos realizados en la reunión que mantuvieron la semana pasada con el propio Cheppi. Este funcionario había declarado el lunes que el Gobierno estaba evaluando cambios en el régimen de retenciones y la implementación de un paquete de ayuda para los productores afectados por la sequía. Sin embargo, los empresarios igual confirmaron el cese de actividades comerciales, porque desconfían de la voluntad oficial para introducir cambios en la política agropecuaria. En los últimos días habían evaluado la posibilidad de no convocar al “paro” para no perjudicar a quienes venden productos perecederos y hacienda proveniente de la zona de sequía, pero luego resolvieron ese punto al exceptuarlos de la medida.
“Si el Gobierno se comunica con nosotros antes o durante la protesta evaluaremos la situación, pero no vamos a reunirnos para tomar café y darnos besos en la mejilla. Queremos soluciones concretas”, aseguró el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati. Al defender la vuelta al lockout, sostuvo que “no se puede desconocer el agravamiento de la situación de los productores por el alza de costos, ligada a los precios del petróleo, y la caída de precios internacionales por la crisis financiera mundial”. Resulta llamativa la mención de Biolcati sobre el supuesto impacto que está provocando el precio del petróleo en los costos del sector, pues cuando los productores levantaron el último lockout el crudo rozaba los 140 dólares y ayer cerró a 100.
En una conferencia de prensa brindada en Casa de Gobierno, luego de analizar la situación con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Cheppi criticó la decisión de las entidades del agro. “No la esperábamos. Nos reunimos la semana pasada, y habíamos abierto la posibilidad para volver a encontrarnos esta semana”, sostuvo. Luego se mostró preocupado por el impacto que puede llegar a tener la protesta en el contexto actual de crisis financiera internacional. El titular de la Oncca, Ricardo Echegaray, fue mucho más duro. “Dimos pruebas de que queremos cambiar la política agropecuaria para beneficiar a los que trabajan en el campo. La mayoría de los integrantes de la Mesa de Enlace viven de lo que produce el campo, pero no trabajan en el campo”, remarcó.
Los ruralistas piden una baja adicional de las retenciones a las exportaciones y aumentos en los precios de la carne, la leche y el trigo. Al igual que durante el lockout anterior, sostienen que pierden plata, pero no hay estudios que avalen sus dichos. Por ejemplo, actualmente los productores están cobrando 1,045 por cada litro de leche. El pago equivale a 33 centavos de dólar, 60 por ciento más que los 21 centavos que percibían en el mejor momento de la década del ’90, con la economía dolarizada. Ese ingreso les garantiza una rentabilidad del 30 por ciento a los tamberos del oeste de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y la provincia de Córdoba, según datos de la revista especializada Márgenes Agropecuarios. Obviamente, hay unidades productivas de zonas marginales que son más pequeñas e ineficientes, pero en lugar de pedir que se atiendan esas situaciones particulares reclaman que se les pague 1,30 peso a todos.
También cuestionan la regulación que ejerce el Estado a través de la Oncca. Luciano Miguens afirmó dos días antes de abandonar la presidencia de la Sociedad Rural que Cheppi “tendría en forma urgente que empezar a limitar las funciones de la Oncca hasta hacerla desaparecer”. Carbap se sumó el lunes a las críticas al cuestionar “los manejos tendientes a condicionar, desalentar e impedir el normal desenvolvimiento de la actividad productiva y comercial” y ayer la Mesa de Enlace volvió a insistir con el tema al incluir entre los motivos que llevaron al lockout “la normativa regulatoria distorsiva”. Desde la Oncca respondieron a través de un comunicado que la entidad “no está para cuidar los intereses de aquellos que se resisten a estar en regla”.
Además de formular reivindicaciones sectoriales, la Mesa de Enlace expresó ayer que está articulando acciones con la Corriente Clasista y Combativa, la Federación de Tierra y Vivienda Disidente y el Movimiento Socialista de los Trabajadores, entre otras organizaciones. “Hemos decidido converger en el reclamo de un presupuesto federal al servicio de la gente porque queremos un país distinto”, aseguró el titular de Federación Agraria, Eduardo Buzzi, uno de los que más se esfuerza por revestir sus acciones a favor de los empresarios sojeros con un discurso social de centroizquierda, a tono con sus aspiraciones políticas. Esas acciones conjuntas incluirán el armado de una carpa en la Plaza del Congreso el próximo martes.
Se despacharon al exterior más toneladas de cereales, oleaginosas y subproductos en enero-mayo de este año respecto del mismo período de 2007. También subió la facturación.
A pesar de que desde el 13 de marzo la dirigencia del campo viene sosteniendo, con breves interrupciones, un lockout y la orden de no exportar granos, en los primeros cinco meses del año se despacharon al exterior 28,8 millones de toneladas de granos y subproductos, 893 mil toneladas más que en el mismo período de 2007. PáginaI12 tuvo acceso exclusivo a datos de Aduana que reflejan que por esas ventas los exportadores percibieron, luego de descontar las retenciones, 10.399 millones de dólares, un 63 por ciento más que los 6371 millones de dólares que habían conseguido en los primeros cinco meses del año pasado. La empresa que más exportó fue Cargill, que facturó 2364 millones de dólares. La que más creció fue Aceitera General Deheza, del senador Roberto Urquía, que ganó la banca por el kirchnerismo, que incrementó sus ventas externas respecto del mismo período de 2007 en un 98 por ciento. Las cifras revelan que el lockout no es para las exportaciones, como aseguran las cuatro entidades del sector: la protesta, y su consecuente escasez de alimentos, la padecen los consumidores argentinos. Además, el fuerte crecimiento de los despachos al exterior da cuenta del excelente momento que vive el sector.
Los productores aseguran que con las nuevas retenciones móviles la soja dejó de ser negocio. Pero hasta el 31 de mayo llevaban embarcados 3,78 millones de toneladas de la polémica oleaginosa, un 18 por ciento más que en la misma fecha de 2007. Aún con la suba de las retenciones, los exportadores recibieron por la soja 1363 millones de dólares, un 70 por ciento más que en los primeros cinco meses del año pasado. Del total de las ventas externas de soja, el 80 por ciento se registró durante el período del conflicto, entre mediados de marzo y fines de mayo, ya con las nuevas retenciones. Aunque los dirigentes del campo aseguran que frenaron las ventas externas de granos, Argentina se mantiene como el segundo exportador del mundo de maíz. Hasta el 31 de mayo despachó 7,4 millones de toneladas, un 9 por ciento más que en el mismo lapso del 2007. Pero más impresionante fue el aumento de los ingresos: 1683 millones de dólares, un 71 por ciento más que los 986 millones del año anterior.
El dirigente agropecuario más duro en la pulseada con el Gobierno, el presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo De Angeli, dijo en varias oportunidades que su estrategia no era desabastecer el mercado local, sino parar las ventas externas para generar déficit comercial y así convencer al Gobierno de que debía bajar las retenciones. Incluso justificó la detención de camiones internacionales con el argumento de que si no podían exportar “tampoco vamos a permitir importar”. Pero los datos de Aduana a los que accedió PáginaI12 indican que los despachos al exterior no sólo no se frenaron, sino que aumentaron.
Las cámaras de televisión puestas sobre los cortes de ruta más duros no son suficientes para mostrar la realidad: los registros de Aduana muestran que los productores, mientras salen en televisión, pueden, además de seguir sembrando y cosechando, seguir despachando cada vez más granos, aumentando sus ingresos en un porcentaje envidiable y mantener sus mercados internacionales (ver aparte). Fuentes del sector que pidieron mantener en reserva su identidad explicaron a PáginaI12 cómo lo logran: “Muchos productores de la zona núcleo llegan al puerto por caminos alternativos; otros más alejados están utilizando barcazas en lugar de camiones. Además, la estrategia de levantar el lockout por una o dos semanas para negociar fue permitiendo, aun con fuertes embotellamientos, la llegada a puerto de los camiones que fueron detenidos durante el conflicto”. Un factor importante para el manejo logístico durante el lockout es que las grandes aceiteras y cerealeras, como Molinos, Cargill y Aceitera General Deheza, tienen sus silos sobre el puerto. Así pudieron recibir y acopiar durante los períodos de tregua hasta que llegaran los barcos a cargar.
El único grano que la Aduana registró una caída de un 5 por ciento en la exportación fue el trigo. Fueron 306 mil toneladas menos. Ahora el Gobierno autorizó a exportar un millón de toneladas que en estos días fueron registradas, cuando antes estaban en el limbo. Además, por razones estacionales, es el grano que más se exporta entre febrero y mayo. Según especialistas en comercio exterior, parte de las existencias en negro son exportadas. Una de las maniobras utilizadas es que los barcos declaren que vienen con media bodega cargada en Uruguay. Así, cargan el barco completo y declaran la mitad.
Una parte de los granos producidos por el campo se exportan con valor agregado. Es el caso de la harina de trigo, producto que mostró un importantísimo crecimiento en estos primeros cinco meses de 2008. Fueron 484 mil toneladas de despachos externos, un 52 por ciento más que las 320 mil toneladas del mismo período de 2007. Los ingresos por las ventas externas de harina aumentaron un impresionante 175 por ciento, pasando de 76 millones de dólares en 2007 a 206 millones este año. También el aceite de girasol eludió el lockout: despachó 559 mil toneladas, un 25 por ciento más que entre enero y mayo del año pasado. Los ingresos por esas ventas fueron de 711 millones de dólares, 144 por ciento más que en el mismo período de 2007.
Volviendo al producto que desató el conflicto entre el Gobierno y el campo a partir del 11 de marzo, parte de la soja se exporta convertida en aceite. Una muestra más de las contradicciones del lockout lo revela el hecho de que Argentina logró mantenerse como el primer exportador del mundo en aceite de soja. En cinco meses despachó 2,05 millones de toneladas de este producto, sólo un tres por ciento menos que en 2007. Pero las facturó a 2095 millones de dólares. Es decir que consiguió 843 millones de dólares más que el año pasado: un aumento del 67 por ciento.
En el primer trimestre del año las exportaciones de carne vacuna estuvieron restringidas y en algunos momentos directamente suspendidas por el Gobierno, con el objetivo de frenar la suba del precio en el mercado interno. A raíz del conflicto el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, negoció la apertura de las ventas externas con la condición de que se mantengan los precios de 13 cortes populares. Los dirigentes afirman que el acuerdo no se cumplió. Pero los números de Aduana indican lo contrario. Entre abril y mayo, en pleno lockout, se exportó la mayor parte de las 144 mil toneladas vendidas al exterior en los primeros cinco meses del año. Y así las exportaciones anuales sólo cayeron un 14 por ciento con respecto a enero-mayo de 2007. De todas maneras, medido en divisas, recibieron 565 millones de dólares, un 13 por ciento más que los 498 millones de 2007.
De los 10.399 millones de dólares que exportó el campo en lo que va de 2008, el 92 por ciento lo vendieron diez empresas. Las que más exportaron fueron Cargill, con 2364 millones de dólares; Bunge, 1415 millones; LDC Argentina, 1169 millones; Aceitera General Deheza, 1106 millones, y Molinos Río de la Plata, 644 millones de dólares. Estos datos dan cuenta de la enorme concentración del negocio de la exportación de la producción agropecuaria. Estas enormes compañías tienen, en algunos casos, campos propios; también se asocian con los grandes productores y pools y además les compran la cosecha a los más pequeños, realizándole la retención en el momento de la operación.
El discurso de la dirigencia agropecuaria es que por culpa del conflicto, cuya responsabilidad es del Ejecutivo, el país se está perdiendo la enorme oportunidad de abastecer a un mundo que demanda alimentos cada vez a mayores precios. El informe de la Aduana demuestra que, por lo contrario, el negocio de la exportación lo está aprovechando a pleno y que el lockout, dispuesto para defender sus aún más abultados bolsillos, sólo ha tenido como efecto concreto desabastecer el mercado interno e impulsar al alza los precios de los alimentos.